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SS 12 : ADRIAN ROZENGARDT
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From: "Adrian Rozengardt" <[email protected]>
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Subject: MISTICA: UTOPISTA: La de Adrian
Date: Fri, 23 May 2003 23:10:31 -0300
Senaida, Corrado, Zancudo:
Desde muy chico mi viejo me lleno la cabeza de utopias. Eran bellas. Un
mundo mejor, el hombre nuevo, los pueblos dueños de su futuro, la gente
feliz. A mi me gustaba esa perspectiva.
No me costaba soñar, y quizás eso es lo que más me dura de esa época.
Despues pude darme cuenta (paralelamente al descubrimiento de que los reyes
magos son los padres) de que la utopia era un lugar a conquistar. Era el
"mejor" lugar, una estación a la que se podia arribar tras un largo viaje, o
por lo menos era una estación a la que queríamos llegar. Entonces descubrí
que hay por lo menos dos etapas, la estación y el viaje. La fantasía y el
deseo.
También consideré en algún momento que hay estaciones/utopias que fortalecen
el deseo/viaje, le dan sentido a la búsqueda, estabilizan el vehículo en el
que viajamos y fundamentalmente nos permiten conjugar con otros viajeros una
marcha común. Pero vi que hay estaciones/utopias que de tan complejas y
lejanas, hacen del deseo/viaje algo tan duro y tan conflictivo que terminan
fustrándolo, el viaje se transforma en un no viaje, o un viaje hacia la
nada, individual y colectivamente hablando.
Entonces me pareció interesante más que mirar a la estación, mirar el viaje.
Será por eso que me cuesta definir la utopia de mi sociedad de la
información.
Y en este viaje encuentro un tema que una y otra vez aparece como fantasma.
La impresionante tendencia a la fragmentación, como una impronta tribal que
nos fuerza a diferenciarnos del otro y que para mantenerse necesita armar
estrategias de confrontación.
Fragmentación, confrontación, prejuicio, incapacidad de construir caminos
comunes. Grandes esfuerzos y deseos despedazados en segundos.
A que esto se repita en el futuro, en cada viaje, es a lo que mas le temo. A
que las tecnologías también se conformen en terribles fragmentadores de las
humanidad y repitan una y otra vez la misma suerte.
Ese hermoso mundo al que adhiero, que nos propone Senaida, Daniel, Corrado,
Irene, Bibiana y seguramente todos en este gigante deseo que es Mistica,
para poder ser alcanzado o imaginado, necesita de una original y cotidiana
construcción muy diferente a la que prevalece hoy por lo menos en mi
cultura.
Por supuesto que hay ejemplos contrarios a montones, maravillosas
experiencias y logros increibles. Sin embargo hay un modelo de fragmentación
y confrontación violenta tan incorporado que dudo que pueda llevarnos a buen
puerto.
Entonces solo puedo imaginarme un bello destino si pienso que puedo
encaminarme en bello viaje. La sociedad de la información, de los saberes
compartidos, del conocimiento, debe practicarse desde ahora, como en
Mistica, y aportar en su construcción ciencia, práctica, paz, autocrítica,
democracia, participación, certezas, amor y vino tinto, besos y afecto,
mucho afecto y muchos besos.
Desde muy chico mi viejo me lleno la cabeza de utopias. Y lo sigue haciendo,
el testarudo. Por suerte a mis hijos se las lleno yo y me hace tan feliz
poder hacerlo.
Adrian
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